Por los rincones de Tarifa

Tarifa es una de las ciudades que más honda impresión me han causado. Sus encantos son múltiples y muy diversos. Configuran una personalidad singular que, junto a su enclave y el clima, le otorgan su magia.

Su nombre respira historia. Se debe a Tarif ibn Malik que fue enviado a reconocer la costa peninsular en el 710, preparando la invasión árabe que tuvo lugar un año más tarde y que derrocaría el reino visigodo. Desde entonces y durante más de cinco siglos Tarifa fue una fortaleza clave para controlar el Estrecho.

Entrando en el casco antiguo por la puerta de JerezImagen 122 ya se hace patente su pasado medieval y, pronto, sus estrechas calles muestran que la huella andalusí pervive en la ciudad. El cielo azul, limpio, armoniza con los edificios encalados, blancos, donde la luz del sol se desparrama pero da una tregua debido a esa estrechez de las calles, tan propiamente árabe y que quedó impregnada en el urbanismo hispano. Este caótico entramado da el encanto especial de perderse recorriendo cada esquina, internándose en sus callejones, plazuelas o en los patios hermosamente decorados de las casas. Tarifa en tan poco espacio reúne notas de la belleza de Córdoba, el embrujo de Sevilla, las atractivas cuestas de Granada, la luz y el aroma del mar de Cádiz y el fascinante decadentismo del tan cercano Tánger.

Puerta de Jerez                                   Imagen 133

Descendiendo hacia la costa se llega al castillo de Guzmán el Bueno, la siguiente etapa en su historia, cuando es conquistada por los cristianos a finales del siglo XIII. En aquellos tiempos el Reino de Granada quedaba como último reducto musulmán en España y se vieron obligados a recurrir a sus hermanos de religión al otro lado del Estrecho para poder combatir a los reinos cristianos. Tarifa seguía siendo un enclave estratégico y las invasiones norteafricanas se sucedieron. La más famosa por la leyenda que conlleva es la protagonizada por el mencionado Alonso Pérez de GuzmánGuzmán el Bueno 01, apodado “el Bueno”, quien dirigía la defensa de Tarifa durante el asedio de los benimerines en 1294. Habiendo capturado los musulmanes al hijo de Alonso le ofrecieron entregar la plaza a cambio de salvar su vida. Entonces, manteniéndose firme en su determinación por defender la ciudad, se encaramó en las almenas de la muralla y arrojó desde ellas su propio puñal. Este gesto condenaba a su hijo pero quedaba como símbolo de resistencia frente a los invasores.

Ascendiendo nuevamente por sus calles hacia la bella plaza de Santa María, se llega a las murallas desde donde se divisa la costa de África. Durante siglos permanecerá Tarifa como centinela del Estrecho, vigilando incursiones de piratas berberiscos y siendo testigo del paso de navíos españoles, franceses e ingleses pugnando por dominar el Mediterráneo. Siempre alerta, respirando vientos de guerra con olor a pólvora.

Un último descenso hacia la iglesia de San Mateo nos traslada al barroco de su portada y, a escasa distancia de allí, antes de abandonar las murallas por la Puerta del Retiro, la estatua del general Copons y Navia que conmemora la última defensa de Tarifa ante un nuevo invasor: los franceses en 1811.

Imagen 235                                            Copons y Navia

Hoy Tarifa es una ciudad abierta, dinámica y acogedora, y solamente es invadida por turistas y visitantes que se rinden a su encanto, a su aroma, a sus calles plagadas de historia y de vida.

Vista de Tarifa

Posted in Arquitectura, Arte, Historia | Tagged , , , , , | 2 Comments

La Asunción de Tiziano

Después de algunos días de vacaciones y dedicación a otros menesteres, retomo el blog aprovechando el día festivo. Por deformación profesional desde hace tiempo no puedo evitar asociar la festividad de la Asunción de la Virgen con una pintura que refleja ese tema.

La Asunción de Tiziano fue la obra que comenzó a labrar la fama del artista veneciano. Su presentación no estuvo exenta de polémica, sobre todo por las reticencias de los propios frailes de Santa María dei Frari para donde estaba destinada la composición. Asunción, Tiziano 01Por el contrario, la nobleza local e italiana que pudo admirarlo quedó asombrada. También pronto tomaría nota el emperador Carlos V que sería uno de sus más destacados mecenas y gracias a ello podemos disfrutar de magníficas obras de Tiziano en el Museo del Prado.

La pintura asombra en primer lugar por sus proporciones, con casi 7 metros de altura y más de 3 metros de ancho. La integración con el altar gótico de la iglesia es perfecta, adaptándose al sentido ascensional del espacio arquitectónico y de la propia iconografía del tema. La división tripartita de la escena queda simplificada en dos por el nexo de unión que establece la Virgen entre Cielo y Tierra, marcado también por el contraste cromático y lumínico. El color refleja la principal característica que dominó la escuela veneciana, pero Tiziano lo enciende con los rojos intensos de los vestidos de tres figuras que conforman una pirámide dentro del esquema compositivo ya perfecto de por sí y que otorga un punto más de sentido ascensional. La Virgen destaca en el centro con el manto rojo del mismo modo que El Greco años más tarde lo hará con su Cristo en El Expolio. A pesar de la violencia cromática dominante la armonía de los colores matiza el resultado final.

En definitiva, Tizianose trata de una de las obras fundamentales en la Historia del Arte que supuso la “ascensión” de Tiziano Vecellio al cielo particular donde habitan los grandes genios de la pintura.

 

Posted in Arte, Pintura | Tagged , , , , , , , | 4 Comments

Un valle en la Sierra Norte

El triángulo que conforma la provincia de Madrid es atravesado por su lado occidental por la Sierra de Guadarrama. Baltasar CarlosPartiendo de San Martín de Valdeiglesias hasta el Puerto de Somosierra encontramos un paisaje sublime grabado en la dura roca caliza. Desde la propia capital se atisba en la lejanía, perfilando el horizonte, esas montañas de azul intenso que tan bien pintaba Velázquez, tocadas por el blanco de la nieve en sus cumbres durante casi todo el año.

Hoy me centraré en un hermoso valle, surcado por el río Lozoya y multitud de arroyos, salpicado por tranquilos pueblos. Este valle ya fue elegido por su fertilidad y belleza cuando a finales del siglo XIV se levantó la cartuja de El Paular, una de las joyas artísticas de Madrid, sobre la cual hablé en el artículo inaugural de este blog: El Paular, retorno a lo que un día fue. A su vera se halla el puente del Perdón (el original databa del XIV pero tuvo que ser rehecho en el XVIII)Puente del Perdón y, en el cercano pueblo de Rascafría, aún se conserva la fachada de un edificio civil contemporáneo a la construcción de la cartuja y la iglesia parroquial del XV (aunque con remodelaciones en los siglos posteriores), que conserva en su interior algunas piezas procedentes de El Paular a consecuencia de la desamortización.

Siguiendo el recorrido se pasa por Oteruelo, Alameda y Pinilla, los tres apellidados “del Valle”. El primero no ha conservado de su antigua iglesia más que la espadaña’ incrustada en el moderno edificio parroquial. De Pinilla del Valle se conservan restos góticos en su iglesia de San Miguel,Iglesia Pinilla tanto en una portada como en la bóveda de crucería de la capilla mayor. El resto se reconstruyó en el siglo XVIII. También hay que destacar la importancia arqueológica del yacimiento paleolítico hallado en una cueva cuyos trabajos están codirigidos por Juan Luis Arsuaga.

Por último, Alameda del Valle, también posee una iglesia del siglo XVI reformada en el XVIII. Iglesia alamedaComo las anteriores compensa su “humildad artística” con el incomparable marco del paisaje. Pero, además, saliendo de la población, parte un camino que conduce a la ermita de Santa Ana, situada a 3 kilómetros. El edificio es muy sencillo, sin ningún interés arquitectónico, pero llegar hasta ella es altamente recomendable, siguiendo el curso de un arroyo y alcanzando una dehesa donde hay que pasar entre caballos y vacas. imagen 296Ello nos permite comprender mejor la elección de estos lugares por los originales ermitaños. Generalmente, lo importante es el enclave, alejado de la población, en medio de la naturaleza. Lugares hermosos propicios para el recogimiento espiritual (también en aquellos tiempos todo ello supone alejarse de la guerra), con manantiales y arroyos cercanos que aseguren agua y fértil tierra y vegetación para aprovechar sus frutos. Recorrer esos tres kilómetros supone simplemente disfrutar de la naturaleza y en, cierto modo, retroceder al pasado. O al menos, por unos instantes, sentir que el tiempo no pasa tan deprisa.

imagen 299

* Quiero dedicar este post a Javier y Roberto, mis anfitriones en Alameda del Valle, propietarios de Casa Berna donde he tenido el placer de alojarme y descubrir esta parte de Madrid. Me atrevo a afirmar que es la mejor casa rural de toda la Comunidad y su cocina merecería un artículo aparte pues Javier es un verdadero artista. Gracias chicos.

http://www.casaberna.com

Posted in Arquitectura, Arte, Madrid | Tagged , , , , , , , , , , , | 1 Comment

Gregorio Fernández, tan cerca

Gregorio Fernández

Gregorio Fernández

En 1999, cuando aún estudiaba en el instituto, tuve la suerte de asistir a la exposición de Gregorio Fernández que se realizó en Madrid, en la cual se expusieron 44 obras del escultor procedentes de diversos puntos de España.

El impacto que me ocasionó ha perdurado desde entonces, y se ha afianzado cuando he tenido la oportunidad de estudiar su obra en profundidad y contemplarla en sus ubicaciones originales o en el excelente Museo de Escultura de Valladolid.

Como ocurre con tantos grandes artistas o literatos españoles, la figura de Gregorio Fernández pasa casi desapercibida (tal vez algo menos en Valladolid donde desarrolló la mayor parte de su carrera profesional y en su Galicia natal). Por si esto fuera poco la historiografía acerca de escultura es bastante escasa en España. Además, la producción artística del barroco es casi exclusivamente de temática religiosa y trabajada en madera, lo que delimita bastante las posibilidades comparándola con Francia y, sobre todo, Italia donde se trabajaba el mármol y los temas eran más variados, empezando por la mitología.

Todo ello no debe ser excusa para disfrutar del legado de uno de los mejores escultores barrocos y de la historia del arte español. Sobre todo, para los que residimos en Madrid y tenemos oportunidad de contemplar algunas de sus obras.

Nacido en Sarria (Lugo) se instalará en Valladolid a principios del siglo XVII, cuando la ciudad castellana aún era capital. Allí pasará casi toda su vida, al frente de su propio taller y gozando de gran estima y una multitud de encargos.

Vista Valladolid

Vista de Valladolid

Para Madrid realizó diversas esculturas de la tipología que le dio mayor fama: el Cristo yacente. Cristo yacenteEstas tallas representan a Jesucristo muerto, después de la Crucifixión, tendido sobre un lecho (en el mejor de los casos) y mostrando con crudeza los estragos de la Pasión: hematomas, costras, heridas abiertas y mucha sangre. Gregorio Fernández consigue como nadie conjugar un minucioso trabajo de la madera para obtener una anatomía y proporciones perfectas con la expresión que busca la mentalidad contrarreformista de la época (la Iglesia es quien acapara casi toda la producción escultórica y, por tanto, decide los temas): mover al pueblo a la devoción por medio del tratamiento realista y dramático, potenciando la exaltación de la Pasión de Cristo en todo su rigor, rozando en ocasiones el patetismo.

No obstante, los Cristos yacentes de Gregorio Fernández, aunque tienen esa tremenda carga dramática (de cerca los detalles son impactantemente realistas: las costras de las rodillas, las gotas de sangre…), logran trascender su vocación religiosa para admirar la obra de arte en sí, un cuerpo de formas bellas extraído de una pieza de madera, unos brazos bien definidos ensamblados en la talla, los cabellos que caen en mechones o gajos parecen húmedos del sudor. El escultor no solo da sensación de vida a la madera sino al cadáver que representa, otorgándole serenidad y armonía.

Pues bien, en Madrid existen una valiosa representación de esos Cristos yacentes. En el convento de capuchinos de El PardoConvento Pardo se encuentra el primero de ellos, encargo personal de Felipe III en 1614. Es de gran belleza aunque desluce un poco por el aparatoso catafalco Cristo de El Pardoque se realizó en los años 40 para albergarlo.

 

En la década de 1620 se realizan los otros dos encargos. El Cristo yacente para la iglesia del convento de San Plácido en Madrid, el cual ya mencioné en el post Tesoros del barroco madrileño (II), en mi opinión el más bello, quizás acompañado por el entorno y la liturgia que supone poder contemplarlo (al ser convento de clausura el horario de misas es muy restringido y hay que solicitar la visita).

Cristo San Plácido

Y el otro es el del monasterio de la Encarnación, fundación real del siglo XVII actualmente gestionada por Patrimonio Nacional. Real Monasterio de la Encarnación (Madrid) 01Las visitas guiadas merecen la pena por sus colecciones de pintura y escultura (además los miércoles y jueves por la tarde son gratuitas). Concretamente, la talla de Gregorio Fernández (también se conserva un Cristo atado a la columna), aunque su ubicación es en una esquina entre dos salas, para mí es la más impactante pues tras observarla de perfil, cuando te sitúas en la puerta que da acceso a la siguiente sala, puedes verla de frente, con los pies en primer término y la visión del rostro con los ojos entornados y la boca abierta mostrando unos dientes que parecen reales. Esta perspectiva es la que denota más tajantemente que estamos ante la representación de un hombre muerto.

Para concluir, como apunte y muestra de la cantidad de tesoros artísticos que tenemos escondidos y, a su vez, al alcance de la mano, existe un retablo de Gregorio Fernández en la iglesia de Braojos, pueblo de la sierra norte de Madrid.

Iglesia Braojos

 

Posted in Arte, Escultura, Madrid | Tagged , , , , , , , , | 2 Comments

Madrid en Las Navas de Tolosa (2ª parte)

Las primeras luces del alba comienzan a perfilar las cumbres de los cerros a su alrededor. El ejército cristiano está formado y listo para encaminarse a la batalla. Como se encomendó el día antes, López de Haro encabeza la formación. Con él y sus fieles vizcaínos avanzan un puñado de hombres venidos del corazón de la Península, de la humilde villa de Madrid.

Comienzan a descender hacia el llano. Los árboles son aún una masa insondable que augura el peligro y obliga a mantenerse alerta. El ritmo es lento pero seguro, la luz empieza a filtrarse entre la vegetación y alumbra el camino, por donde la interminable hilera de soldados marcha en silencio, tensa. Muchos podrían oír el latido de sus corazones y el batir fuerte del pulso en sus sienes de no ser por el ruido de los cascos de los caballos y el resonar metálico de cientos de aceros.

Tal vez llevan una hora o más desde que partieron. Pero el tiempo se antoja ahora algo ilusorio. De pronto, una flecha rasga el aire. Un caballo se encabrita y un cuerpo cae al suelo. Maldiciones, órdenes, carreras e intercambio de proyectiles. Una avanzadilla musulmana ha intentado entorpecer al ejército cristiano en su llegada el llano, pero los vizcaínos, bravos y resueltos, han conjurado el peligro. Toman el llano, seguidos de los madrileños y, poco a poco, cientos de caballerías y hombres a pie van llenando el espacio.

El sol ya se eleva sobre las cabezas e ilumina los aceros, banderas y ropajes blancos, dorados, encarnados, pardos o negros. Hermoso despliegue enmarcado entre el azul del cielo despejado y el verde intenso que cubre como un manto todo el paisaje, hasta la cumbre de las colinas. Pronto el suelo se teñirá de rojo y de negro los corazones.

Suenan clarines, se agitan enseñas, rugen gargantas. Enfrente el proceso es el mismo, salvo por el redoblar incesante de los tambores almohades.

Los hombres de López de Haro avanzan una vez más, ahora hacia un choque inminente con la vanguardia enemiga, que la forman voluntarios venidos del norte de África y Al-Ándalus. La mayoría fanáticos sin formación militar ni armamento adecuado. Son muchos pero los vizcaínos cargan sin piedad una y otra vez hasta que son aniquilados. El concejo de Madrid aún no ha tenido que entrar en combate, solamente tienen que rematar algunos moribundos que van quedando a su paso.

Siguen adelante. Ya se divisa el cerro donde está la tienda del califa almohade. Antes deben vencer a la caballería enemiga que ya acelera el paso. Los vizcaínos espolean sus cabalgaduras y van al encuentro. Las cargas se suceden. Los musulmanes huyen y los cristianos van tras ellos. El terreno comienza a ascender. Ya no se ve el campamento enemigo. Solo un poco más y tomarán la pendiente. Las formaciones se distancian por el ardor guerrero. Entonces los jinetes almohades dan la vuelta y atacan. Y una tromba aparece en lo alto de la loma para arrojarse como una cascada de furia.

Los vizcaínos de López de Haro aguantan la embestida como pueden, cada vez más mermados, intentando reorganizarse. Las tropas madrileñas acuden en su ayuda y se baten como nunca lo han hecho. La lucha es terrible. Cuando todo parece perdido, las milicias de Madrid, peleando hombro con hombro nobles y villanos, sumidos en un caos de sangre y muerte, echan la vista atrás por un momento y ven llegar una oleada de caballeros vestidos de blanco. Son los monjes soldado de las órdenes de Uclés y Calatrava, aunque parecen demonios albos que se arrojan enloquecidos al abismo.

La batalla se hace más encarnizada y los madrileños, a pesar de ser diezmados, se baten con valor y arrojo, o tal vez con desesperación y locura. En algún momento, con el sol marchando indiferente hacia el ocaso, la bandera de Madrid comienza a agitarse mostrando el oso que lo simboliza. Las tropas se reagrupan como pueden en torno a su estandarte y se retiran del campo de batalla. Han dado todo lo que podían de sí. La humilde villa ha cumplido con el deber para con su rey. Ahora es el momento de que otros se lleven los laureles. Momentos más tarde, Alfonso VIII de Castilla ordena a la retaguardia la que pasará a la historia como la “carga de los Tres Reyes”. El rey castellano tendrá su venganza, Pedro de Aragón engordará su leyenda y Sancho de Navarra romperá con su maza las cadenas que ostenta hasta hoy el escudo navarro.

La historia la escriben los vencedores, los héroes suelen ser reyes, nobles, personas ilustres. Pero la gloria es sustentada por hombres normales, que luchan más que por convicción por honor, deber, obligación o por no tener otro sitio donde ir. El pueblo de Madrid estuvo allí, cuando aún era una pequeña villa, ayudando a escribir la historia y retirándose discretamente para caer en el olvido. Pero creo que esas pequeñas historias son las más dignas de recuperar a la memoria.

Posted in Historia, Madrid | Tagged , , , , , | Leave a comment

Madrid en Las Navas de Tolosa (1ª parte)

El 16 de julio de 1212 tuvo lugar la batalla de Las Navas de Tolosa. Su importancia fue decisiva en el devenir del medievo hispano. Los ejércitos de los reinos cristianos de Castilla, Aragón, Navarra junto con voluntarios portugueses, leoneses y de más allá de los Pirineos (se había concedido bula de cruzada para la ocasión) derrotaron a las huestes musulmanas del Imperio almohade, que desde el norte de África había sometido con su fanatismo a sus “hermanos” de religión andalusíes y durante algunos años amenazó seriamente con reconquistar gran parte de la Península.

Tras la victoria cristiana se abrió la puerta del sur. Algo que aprovecharían años más tarde Fernando III “el Santo” (conquistando Jaén, Córdoba y Sevilla) y su hijo Alfonso X “el Sabio” (Murcia). Desde entonces y hasta 1492 el último reducto musulmán fue Granada.

De este episodio se ha escrito mucho. Yo destacaría el clásico pero vigente estudio del erudito Ambrosio Huici Miranda, el minucioso El lunes de las Navas de Vara Thorbeck, la publicación más actual de Martín Fitz y, de un modo más sintético y ameno, el capítulo correspondiente en Grandes batallas de la historia de España de Juan Eslava Galán.

Mi aportación se centra en un tema más desconocido: la participación de Madrid en la batalla.

El rey de Castilla, Alfonso VIII, contaba en su ejército con sus propias mesnadas pero para participar en acciones importantes necesitaba engrosar sus tropas con las huestes de otros nobles y con las milicias concejiles. Los concejos eran lo que hoy podría equivaler a un municipio. En esta batalla participaron unos 20 de las actuales provincias de Segovia, Soria, Ávila, Valladolid, Madrid, Cuenca y Guadalajara.

La villa de Madrid aportó sus milicias donde había caballeros nobles (con sus escuderos), caballeros pardos (sin ser nobles o de bajo linaje, tenían dinero para costearse un caballo y armamento, pero no para tener una armadura y ropas de calidad) y peones (villanos de baja nobleza, familias acomodadas, artesanos…).

El 20 de junio el ejército cristiano partió de Toledo donde se habían concentrado para encaminarse al actual paso de Despeñaperros. Allí su avance fue cortado por los musulmanes que dominaban el angosto desfiladero. Finalmente, hallaron un camino alternativo y acamparon en un cerro desde donde divisaban el campamento enemigo, en otro cerro opuesto. Tras dos días rechazando escaramuzas que pretendían forzar el encuentro a campo abierto, todo estaba servido para la batalla campal.

Pero el papel de Madrid no iba a ser baladí. El 15 de julio se produjo una reunión en el campamento cristiano para definir el plan de batalla. El ejército se dividiría en tres cuerpos: el central con las tropas de Castilla y las Órdenes Militares, el izquierdo con las de Aragón y algunos concejos castellanos y el derecho con Navarra, los voluntarios y el resto de concejos.

Pues bien, la vanguardia del cuerpo central estaría liderada por Diego López de Haro, mano derecha del rey Alfonso VIII, al frente de sus vizcaínos e, inmediatamente tras ellos, el concejo de Madrid… (continuará).

Posted in Historia, Madrid | Tagged , , , , , | Leave a comment

Pedraza a la luz de las velas

Pedraza vista

Pedraza se levanta sobre un cerro situado entre dos arroyos y protegido por barrancos. Posiblemente como tantos otros fue un asentamiento celtíbero y, después, romano. En la Edad Media se amuralla la población y se erige el castillo.Castillo Pedraza

Al no ser un foco de conflicto durante la Reconquista (las principales vías de penetración para ataques e incursiones son el puerto de Somosierra hacia Burgos y, a través del río Henares, hacia Soria) no ha sufrido grandes daños (es una de las razones por las que se han conservado tantos restos de arte románico en la provincia de Segovia y, especialmente, en esta vertiente de la Sierra de Guadarrama).

Desde el siglo XIV se convierte en señorío y queda en manos de la nobleza hasta el siglo XIX. A partir de entonces se inicia un paulatino empobrecimiento y despoblación que provocará el abandono y la ruina de muchas viviendas. Durante la segunda mitad del siglo XX se produce la compra y restauración de estas casas para segundas residencias, hoteles, restaurantes, etc., convirtiendo el turismo en una gran inyección económica que evitará la ruina de Pedraza, Plaza mayorpero sobre todo hay que valorar el esfuerzo de la población y de sus vecinos por evitar la especulación y conservar el aspecto de sus edificios lo más fielmente posible a como fueron, haciendo de Pedraza una de las villas medievales mejor conservadas, más limpias, acogedoras y de mayor belleza.

El primer y segundo sábado de julio tienen lugar sendos conciertos de música clásica en la Plaza Mayor. Es el conocido Concierto de las velas. Velas Pedraza 015Su nombre es debido a las miles de velas que iluminan el pueblo durante la noche. Nada de luz eléctrica. Un espectáculo fabuloso y singular que atrae cada año a cientos de personas que abarrotan el pueblo.

Al ser mi primera vez opté por sacrificar el concierto y esperar a su conclusión para evitar aglomeraciones. A partir de la medianoche es posible dejar el coche a un lado de la carretera muy cerca de Pedraza. Alzando la vista, los muros del costado noreste aparecen sumidos en la oscuridad de la noche, levemente recortados por el cielo estrellado. A unos 50 metros se llega a una curva que inicia la subida y, enseguida, a la derecha surge el camino que asciende al recinto amurallado. Camino ya flanqueado por velas. La riada de gente que abandona la población semeja una procesión inversa. Al cruzar la Puerta de la Villa solo hay que dejarse llevar. Calles, rejerías de ventanas, patios, jardines y balcones decorados con velas, iluminando la piedra, acentuando la identidad medieval que conserva el pueblo y otorgando una atmósfera mágica y fantasmagórica.

Velas Pedraza 048

Velas Pedraza 042

 

 

 

 

 

Velas Pedraza 034Este sábado hay una nueva oportunidad de asistir a este evento. Si no, cualquier momento es bueno para visitarlo, de día o de noche, en invierno o en verano. Es muy difícil salir defraudado. Pero, al menos una vez, vale la pena ver Pedraza a la luz de las velas.

 

Posted in Arquitectura, Historia | Tagged , , , , | 2 Comments

Cuando el mármol cobra vida

Miguel Ángel decía que no esculpía, sino que hacía emerger las figuras del bloque de mármol, las liberaba de su cárcel de piedra.

El mayor encanto que siempre he encontrado en la escultura es esa capacidad para dar vida a lo inanimado. La perfección compositiva y anatómica de la escultura grecolatina se vuelve a alcanzar en el Renacimiento y en el Barroco.

Gian Lorenzo Bernini Bernini Selfportraitfue hijo de un notable escultor. Aunó las enseñanzas de su padre y los conocimientos aprendidos en Roma, rodeado de escultura clásica y renacentista. Ya muy joven revela sus extraordinarias dotes, su dominio de la anatomía, la composición y la armonía clásica, pero también da muestras de una inquietud por ir más allá (como sucedió en la antigua Grecia con el período helenístico).

Su primera obra, el Martirio de San Lorenzo, sorprende por su perfección, teniendo en cuenta que era un adolescente. Su destreza le sirvió para conseguir importantes encargos donde seguía mostrando sus habilidades, como en Eneas, Anquises y Ascanio Eneas 01donde talla las tres figuras en un mismo bloque de piedra consiguiendo una composición original y armónica.

La escultura de Bernini se hace más grandiosa advirtiendo los detalles. A veces es el rostro, otras las manos. En alguna parte de sus composiciones podemos atisbar una chispa de vida que nos hace dudar por un momento si aquello que estamos contemplando es realmente una fría roca.

Esto se aprecia significativamente en Plutón y Proserpina, Plutón y Proserpina 01el dramatismo del rapto, el forcejeo, el rostro de angustia de la diosa y de sorpresa en el dios por la tenaz resistencia, el contraste de la belleza de los cuerpos con la crueldad de la escena, pero el detalle genial está en las manos de Plutón sujetando el muslo y el costado de Proserpina, hundiéndose en la carne tibia.

Plutón y Proserpina 04

Lo mismo sucede en Apolo y Dafne. La angustiosa persecución se interrumpe en el preciso instante en que la ninfa es transformada en laurel para evitar la violación de Apolo. Apolo y Dafne 02Otra vez el rostro de pánico y dolor por la metamorfosis en ella, y la sorpresa en el dios. Y los detalles en manos y pies donde brotan ramas, hojas y corteza con un inmenso realismo. Apolo y Dafne 03

 

 

 

En su madurez alcanza el culmen y logra expresar esa viveza en sentimientos más profundos, como el Éxtasis de Santa Teresa, Santa Teresa 01creación central de la capilla Cornaro en Santa María della Vittoria de Roma, donde realiza una bella síntesis (“Bel Composto”) de arquitectura, pintura y escultura. La representación de la santa atravesada por un dardo simbólico, que porta un sonriente ángel, conjuga dolor y placer, espíritu y materia. Santa Teresa 02Ahora los ropajes juegan un importante papel otorgando teatralidad, movimiento, juego de luces y sombras, pero otra vez nos lleva la mirada a las manos y al rostro.

Ya anciano realiza su última gran obra, la Beata Ludovica Albertoni.

Beata Ludovica Albertoni 01Parece que la escultura se contrae en el momento de expirar su aliento final y el rostro refleja con intensidad casi orgásmica el momento de la muerte. Otra vez placer y dolor. Muerte y vida.

Beata Ludovica Albertoni 04

 

Posted in Arte, Escultura | Tagged , , , , , , , | 8 Comments

El otro gran David

La figura escultórica de David está asociada indefectiblemente a Miguel Ángel. La majestuosidad, la belleza y perfección de esta obra puede eclipsar en gran parte a cualquier otra.

David MA

Por ello, la composición homónima de Gian Lorenzo Bernini (el mejor escultor que dio el Barroco) suele quedar en un segundo plano, pero de un modo distinto resulta igualmente inconmensurable.

David Bernini

La comparativa inicial sirve para mostrar la evolución artística del Renacimiento y Barroco escultóricos, el paso de la potencia al acto. David M.A. detalle 01La armonía, la serenidad y la contención de la escultura del florentino, donde sólo podemos captar lo que va a suceder si damos la vuelta a la figura y vemos la piedra que esconde en su mano, marcándose sus venas por el peso y la tensión, así como en la intensa mirada donde rezuma la “terribilità miguelangelesca”.David M.A. detalle 02

Sin embargo, ahora, el escultor romano da un paso. La figura es movimiento en sí. Se torsiona su cuerpo, una pierna se sustenta firmemente en el suelo y con la otra efectúa el giro de la cadera. David detalle 03Y el mismo dinamismo se aprecia en el rostro, mirando fijamente a Golliat, apretando los labios y frunciendo el ceño (Bernini horada el mármol para dar efectos de luz y sombra al rostro, trabaja el cabello y excava la pupila para imprimir mayor realismo).David detalle 01

La escultura de Miguel Ángel me hace evocar la imagen de un dios (visto en la Academia mayestático y gigantesco), como las que podría albergar un templo griego, o de un héroe mitológico, como los que le rodean en la Piazza della Signoria, junto a Hércules o Perseo.

En Bernini se ve a un muchacho. David, un simple pastor que se enfrenta a un coloso. Tal vez no un gigante, pero sí un guerrero enorme, fuerte y temible.David detalle 04 Sabe que es imposible vencerle cuerpo a cuerpo o con una espada que ni siquiera sabe manejar. Sólo tiene una oportunidad: abatirle de una pedrada con su honda. Por ello pone toda su concentración, que se marca en su rostro así como en la tensión de sus músculos. Le va la vida en ello. David detalle 02

Todo esto se condensa en su David, la perfección técnica y anatómica, la expresividad, un nuevo concepto de crear y la captación de un tema bíblico en una instantánea puramente real y humana.

Posted in Escultura | Tagged , , , , | 2 Comments

Tesoros del barroco madrileño (II)

Sin alejarnos mucho de San Antonio de los Alemanes, siguiendo la mencionada calle del Pez, llegamos a la esquina con San Roque. San Plácido 02Allí, mimetizado en el barrio, se encuentra el convento de San Plácido. Se trata de un sobrio edificio de ladrillo que ocupa casi toda la manzana y puede pasar casi desapercibido, como la portada de la iglesia, bastante sencilla, adornada con escudos y vanos de piedra.

Siempre lo he visto cerrado. San Plácido 03Imagino que dará alguna misa a primera hora pero mi sistema ha sido llamar a la puerta contigua (la de acceso al convento) y esperar la respuesta de algunas de sus monjas. Hace tiempo que no lo visito pero entonces bastaba como salvoconducto mencionar que era estudiante o historiador de arte.

Al cabo de unos minutos, una monja sonriente acudía con las llaves de la iglesia y franqueaba el paso. San Plácido 01El interior nada tiene que ver con el aspecto externo. El amplio espacio aparece mitigado por la penumbra, envolviéndonos con el misterio que otorgan las sombras. Cuando la monja enciende las luces, la fastuosa decoración inunda la estancia. Es la teatralidad del barroco. Los ojos se posan en las pinturas de la cúpula y las pechinas, obra de Francisco Ricci, en los dorados retablos, en las esculturas de Manuel Pereira y en la bella Anunciación que preside el altar, ejecutada por un joven Claudio Coello.

Anunciación 01

Muy propio del siglo XVII español (donde el dinero de los impuestos y el oro de América se perdían en sufragar las guerras y en engordar el patrimonio de nobles, clero, funcionarios corruptos y banqueros extranjeros, además de ir acorde con la mentalidad contrarreformista y el carácter austero castellano) era abaratar los gastos constructivos utilizando ladrillo, madera y estuco, a excepción de portadas o vanos donde se emplea la piedra. Por ello, las iglesias suelen tener ese aspecto sobrio al exterior, reservando el lujo para su decoración interna.

Una vez superado ese contraste y observado las obras que nos Cristo San Plácidorodean, aún podría ser mayor el efecto si tenemos en cuenta que en la sacristía estuvo colgado durante casi dos siglos el Cristo crucificado de Velázquez (hoy en el Museo del Prado y conocido popularmente como Cristo de San Plácido). Pero como compensación, podemos admirar una obra que en mi opinión representa el mayor tesoro artístico que conserva la iglesia, el Cristo yacente de Gregorio Hernández.

Esta modalidad de representación de Cristo muerto adquirió gran auge en este período, donde se buscaba el dramatismo y la crudeza del realismo para despertar la devoción. EnGregorio Fernandez la escuela castellana, que destacaba más que la andaluza por su efecto dramático rozando con el patetismo, sobresalió Gregorio Fernández, erigiéndose en el mejor escultor del momento.

Sus cristos destacan por su gran fuerza expresiva, la rotundidad de contemplar la imagen cadavérica, con los restos de sangre seca, costras y hematomas de heridas y golpes. Pero el de San Plácido suaviza un ápice esa crudeza, el cuerpo yace inerte, sereno, armonizando su pose y las perfectas proporciones de la anatomía, el rostro ladeado y la cabeza reposando en la almohada, con el pelo de aspecto mojado cayéndole en gajos. La obra alcanza el propósito para el que fue concebida y aún hoy podemos admirar la pericia de uno de los mejores escultores que han existido y la belleza atemporal de su obra de arte que supera su carga dramática y atroz de verismo para hacernos creer, pese a todo, que lo que vemos no es una talla de madera. Es un hombre que descansa, que solo está dormido.

Cristo yacente

Posted in Arquitectura, Arte, Escultura, Madrid, Pintura | Tagged , , , , , , , , | 1 Comment